Lince Ibérico

Lince Ibérico

El lince ibérico (Lynx pardinus) es una de las criaturas más apreciadas a nivel de biodiversidad en la Península Ibérica, pero lastimosamente una de las cuales que está en peligro de extinción. Afortunadamente, en esta última década ha incrementado el 116.11%.

Morfología

La cabeza del lince es redondeada y relativamente pequeña. Sus ojos, grandes y de un penetrante color ámbar, le confieren una excelente visión, especialmente adaptada a condiciones de poca luz. El hocico es corto y rematado por una nariz rosada o negruzca. Sus vibrisas (bigotes) son largas y muy sensibles, esenciales para orientarse en la oscuridad y detectar presas.

Sus orejas son triangulares, grandes y erguidas, rematadas por los icónicos pinceles auriculares (mechones de pelo negro) que actúan como amplificadores de sonido al canalizar las ondas acústicas. El rostro está enmarcado por el collar de pelo largo (o barba), que es más denso en machos y de un color claro o blanquecino, a menudo moteado o con un patrón distintivo.

Con un peso promedio de 13 kg siendo macho, y aproximadamente 10 kg como hembra, y una longitud comprendida entre los 85 a 110 cm.

En cuanto a su cuerpo, tiene un pelaje leonado moteado con manchas negras que le benefician en la caza y camuflaje. Sus manchas negras con diversos tamaños también se conocen como «motas» y esto puede ser útil a la hora de identificar individuos ya que cada uno puede presentar uno u otro patrón:

  • Mota Fina: Se compone de manchas diminutas, muy numerosas ubicadas en los flancos laterales del línce.
  • Mota Gruesa: Son manchas más grandes, sobresalientes.
    • Mota Gruesa A: Manchas agrupadas en líneas, más destacables a la altura de los hombros.
    • Mota gruesa B: Son manchas sin orden específico y se disponen en todo su cuerpo sin ninguna peculiaridad en todas las áreas.

Su piel actúa como aislante térmico contra el frío y el calor, su secreto, el denso pelaje. Además, su piel le proporciona protección ante el impacto de rayos UVA durante el día.

Lo curioso en él es su adaptación y cambio de tonalidad a la estación del año.

Su pelaje adopta un color claro, grisáceo, perfecto para el camuflaje y se vuelve más denso.

¿Porque al Lince Ibérico le gusta ligar en Invierno?

Según un estudio en 2008 de criadero de Lince Ibérico, Astrid Vargas, Veterinaria encargada de la reproducción de esta especie se plantea: ¿Porque al Lince Ibérico le gusta ligar en Invierno?

A los 3 años aproximados empiezan esta fase, aunque cada uno posee un carácter diferente, y evolucionan con el tiempo.

Fuente: laverdad.es

Verano

De tonos leonados o pardos rojizos más oscuros que en invierno y con un pelaje más corto contra el calor del verano.

Otoño y Primavera

Esta época es crucial para la adaptación a invierno o verano, un proceso de muda que combina una mezcla de ambos colores y cantidad de pelaje.

Aunque a simple vista todas las características anteriores parecen ser las más importantes, en la caza es esencial la combinación del oído y la cautela. La eficiencia del lince en esta «batalla diaria» se debe, en gran parte, a las adaptaciones de sus extremidades:

  1. Patas y Propulsión: Sus patas delanteras y traseras poseen almohadillas grandes y anchas, que facilitan una pisada sigilosa. Las patas traseras son, además, ligeramente más largas que las delanteras, proporcionando una mayor propulsión en el ataque.
  2. Garras y Habilidad: Sus garras retráctiles y afiladas le brindan la capacidad no solo de asegurar la presa, sino también de trepar si es necesario.
  3. Estabilidad: Y no se debe dejar a un lado su cola corta, cuya función como contrapeso es crucial para mantener la estabilidad y la agilidad durante los giros bruscos.

Es esta combinación de cautela, sigilo y potencia lo que le acerca al éxito como cazador de emboscada.

Hábitat

El Lince Ibérico es un felino endémico de la Península Ibérica. Su hábitat natural es el monte mediterráneo, compuesto de bosques y llanuras, dehesas.

Los principios de su dieta son los conejos, le siguen los ánsares (gansos y ocas) y otras aves, cérvidos (corzos, cérvidos, gamos), micromamíferos (ratones, topos, lirones) entre otros.

Establecen su hogar en matorrales y vegetación, entre 400 y 1300 m, salvo en el Parque Nacional de Doñana, hogar preferido debido a que satisface todas sus necesidades.

También se encuentra en el Parque Natural de Sierra Morena, Castilla La Mancha (Montes de Toledo), Extremadura, y en algunas áreas de Portugal como el Valle del Guadiana. Existen asentamientos de reintroducción en la Península Ibérica.

Comportamiento

Sus adaptaciones y convivencia profundizan su comportamiento.

Su técnica de caza se basa en el acecho, que combina la paciencia, sigilo y emboscada, una técnica que siempre funciona.

  • Su horario principal de caza es el crepúsculo

Tiene una vida solitaria y territorial, excepto en la época de Cría e Invierno.

Señales: La hembra inicia el proceso marcando activamente los árboles de su territorio con orina para indicar su capacidad reproductiva al macho. El macho, al percibir la señal química, sigue el rastro hasta encontrarla.

Cortejo: El encuentro es breve. Mediante un lenguaje no verbal que incluye el frotamiento de cabezas, la hembra puede tomar la decisión de aceptar al macho. Si lo acepta, vivirán como pareja solo durante dos o tres días, en los que cazan juntos, participan en juegos y, finalmente, se aparean. Tras este breve periodo, vuelven a sus hábitos solitarios.

Estado de Conservación

En la última década han aumentado significativamente el número de especies de Lince Ibérico un 116.11%.

A principios de del año 2002, se creía extinto el Lince Ibérico, con tan solo 2000 ejemplares activos. Aquí se dió el comienzo de una nueva era de resurgimiento.

En 2024 se registraron 844 cachorros y nuevos ejemplares de Linces respecto al año anterior, aumentando un 19% más, convirtiéndose en un año histórico e importante para la especie.

Algunas de las estrategias actuales de conservación del Lince Ibérico son la; la regulación de número de conejos, principal en su alimentación; el in situ y el ex situ.

El in situ consiste en la mejora y protección de su hábitat, mientras que el ex situ trata es externa a su hábitat, proyectando estrategias como la reproducción en cautividad.

Conclusión

El Lince Ibérico (Lynx pardinus) representa una joya única de la biodiversidad de la Península y es un indicador esencial de la salud del ecosistema mediterráneo. Su valor trasciende lo estético, ya que como depredador especialista, es necesario para mantener el equilibrio natural de las poblaciones de presas. Su fascinante morfología y su comportamiento de cazador solitario confirman su perfecta adaptación a su hábitat exclusivo. Aunque al inicio del siglo XXI se encontraba al borde de la extinción, los ambiciosos programas de conservación han logrado revertir esta crisis, demostrando un éxito notable. La historia del Lince es un testimonio inspirador de que la conservación funciona, subrayando la importancia de proteger esta especie clave y los ecosistemas que le permiten reclamar su lugar en la naturaleza.

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